Esta semana he hablado con S, una amiga de la infancia. Nos conocimos con 4 o 5 años, en la escuela primaria aunque no empezamos a jugar juntas hasta los 8 o 9. En aquella época, jugar juntas en el patio era más que ir a clase juntas, pero no llegaba al nivel de ser mejores amigas.
A los 11 años ya habíamos compartido algún secreto de pre adolescentes pero tuve que dejar el colegio y lo único que me quedó de ella fue una dedicatoria en una libreta de tapas verdes. En aquellos años la única forma de mantener el contacto era por carta o por teléfono, así que no supimos nada más la una de la otra hasta los treinta y tantos cuando las redes sociales nos volvieron a conectar.
Desde que nos encontramos en una red social, nos hemos visto un par de veces, y hemos hablado por teléfono no muchas más.
Esta semana hemos vuelto a hablar y S. me confesó que se sentía libre de poder expresar sus sentimientos y explicarme sus vivencias, que le parecía muy bonito que tuviésemos esa conexión sin haber estado juntas, sin haber compartido nuestro día a día, y estoy totalmente de acuerdo. Cada vez que hablamos es como si nos acabáramos de ver, no hace falta forzar nada porque existe una confianza que nos hace sentirnos cercanas pese a la distancia.
¿Quién es amig@? No necesitamos ver a alguien cada día, o cada semana. No hace falta hablar diariamente, simplemente hay que estar, y sentir que la otra persona también está. Pese a la distancia, pese al tiempo transcurrido, saber que tienes a esas personas en el momento que hace falta, en el momento que a cualquiera de l@s dos nos apetezca, sin importar el momento en el que han aparecido en tu vida.
Tengo much@s amig@s a mi alrededor que son tesoros. Algun@s llevan viajando conmigo desde la infancia, otr@s han ido subiendo al tren a lo largo del trayecto y doy gracias a tod@s por estar ahí.
Gracias amig@s.
Si querida Ruth, eso es la amistad!!. Y yo me subo a ese tren…bssss
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Bienvenida 😀
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