De viaje

En unas horas embarco, estoy sentada, esperando a que llegue la hora. Tengo mi pasaje. Hace días que lo reservé. Estoy tranquila, confío en esta aventura.

Repaso mentalmente mi equipaje. Creo que está todo. Llevo buena dosis de ilusión, imprescindible para viajar, y también curiosidad. No quiero perderme nada, voy a aprovechar todo el tiempo y disfrutar de todos los momentos. ¡Es tan especial! He puesto también las gafas, las de lejos y las de cerca, que una no sabe cuándo va a tener que ver algo con detalle.

Puse también libros, cuadernos y lápices. Voy a leer mucho en este viaje, y siento que voy a escribir también mucho. No me he olvidado de poner un saquito de silencio, de ese silencio que lo llena todo y acompaña porque tal vez lo necesite en algún momento. Me llevo un pedacito de otoño, con colores marrones, naranjas, amarillos. Un pedacito de invierno, blanco y azul intenso. He puesto también gotas de primavera, gotas de lluvia suave y de paisajes multicolores. Y casi me olvidaba del verano, le he hecho sitio a los rayos de sol, a la brisa y a las olas del mar y también he cogido una botellita de arena.

No falta mi neceser de risas y el botiquín de canciones. Canciones para escuchar, canciones para cantar a voz en grito y canciones para bailar hasta que el cuerpo aguante. Creo que voy a bailar mucho también.

Por si acaso, también he puesto en mi maleta piruletas de paciencia, nunca se sabe cuándo puedo necesitarlas. Y creo que no me he olvidado nada. Llevo una bolsa vacía para llenarla de recuerdos, de experiencias, de aprendizajes, de vivencias, de más risas, de cariño y de agradecimiento. Me da la impresión de que la bolsa volverá cargada.

Estoy preparada, solo falta que llegue la hora. Por cierto, no he dicho cual es el destino: voy a dar una vuelta al sol.

¡Buen viaje!

Octubre 2022