Nada concRETO

Podría entrar con los ojos cerrados y sabría exactamente dónde estoy porque sigues oliendo igual, sigues sonando igual, sigues brillando igual. Te veo a lo lejos, y de repente surgen imágenes que estaban escondidas, atrapadas, dormidas. Literalmente me teletransporto. Recuerdo, y veo, la nota que me pasaste por debajo de la mesa en la que me escribiste «¿quieres ser mi pareja en el baile de fin de curso?», y mi respuesta en el mismo trozo de papel: un sí en mayúsculas escrito con rotulador rojo. Y recuerdo y veo nuestras miradas. No había nadie más, no había nada más.
Recuerdo un ramo de flores brillando encima del asiento del acompañante de un coche azul, y otra vez aquella mirada y aquella sonrisa que no me cansaba de ver. Escucho los primeros acordes de Romeo and Juliet de Dire Straits y no puedo evitar sonreír. Porque no nos importaba qué hora era, no nos importaba si llovía o hacía sol. La canción sonaba, en bucle, mientras conducías con las ventanas abiertas y nos reíamos como si no hubiera un mañana. La ciudad era nuestra cómplice, nuestro refugio, y ella sigue aquí. Luego tuvimos que aprender a desconocernos. Nos olvidamos de soñar, nos despistamos a la hora de tomar el tren, y las flores terminaron marchitándose.
GRACIAS.

Otro día de Enero viendo amanecer en esta ciudad.

SecRETO

Esta mañana, especialmente fría, no me acompaña una, sino dos velas. Porque hoy hace dos años que me diste la mano, que me acompañas, que formas parte de mi, que me recuerdas que es posible. Es posible caerse, romperse, y al mismo tiempo levantarse y recomponerse. Hace dos años ni siquiera me lo hubiera imaginado, y sin embargo, aquí estás. Te miraba con cierto recelo, pero supiste entenderme. Me has enseñado tanto en este tiempo. He aprendido de mí, de ti, de la vida, de las circunstancias. Fluir no es una opción, aceptar no es negociable. Te acepto y fluimos juntos, cogidos de la mano, y solo nosotros conocemos el secRETO. Felicidades.

Un día frío de enero. Agradeciendo.

RETOrciendo la sábana

Esta mañana no era mañana, porque no ha habido noche. O sí. Vueltas y más vueltas, sintiendo la temperatura subir y bajar, sintiendo mi cuerpo decir «hoy no voy a moverme ni a moverte». Y mientras siento todo esto, retuerzo la sábana. Y recuerdo, o sueño, quién sabe. Una mirada, un susurro, una mano cerca de la mejilla para comprobar que respiras lento, que tu piel está seca, que tu temperatura está controlada. Y recuerdo, o sueño, una luz tenue, un murmullo, un reflejo en el cristal. ¿Por qué hace tantos días que no llueve? Siento la garganta seca, necesito que llueva. El día que lo haga saldré a la calle a respirar la lluvia, a verla caer. Sí, eso es lo que pienso ahora, mientras retuerzo la sábana.

Y recuerdo, o sueño, que hubo un tiempo en que se ponía un traje, estrenaba perfume nuevo y salía a pasear, con la cabeza bien alta, por las calles casi desiertas de los días festivos, de los días de familia, de los días de desayunar churros con chocolate mientras los niños desenvuelven sus regalos. Hasta el día que lo hizo por última vez. Porque ¿verdad que todo tiene una última vez? Sigo retorciendo la sábana, y recuerdo, o sueño, los siguientes días de churros con chocolate donde ya no hubo churros con chocolate. Porque algunos se fueron, y otros decidieron irse, y ninguno avisó. ¿Qué habría pasado si hubieran avisado? Se está haciendo de día, mi cuerpo sigue diciéndome que no. Sigo retorciendo la sábana. Sigo recordando, o soñando… Hoy no lo sé distinguir.

Un día de diciembre, acabando 2023.

Reto-mando el ritmo y un té

Ayer estabas delante, hoy he tenido que mirar hacia la izquierda para verte, en unos días te irás brevemente, y no tengo claro por dónde vas a volver a salir. Me refiero a la luna, que me tiene completamente hechizada desde niña. Acabo de recordar la voz que me llamó ayer. Escuché mi nombre, pronunciado por esa voz y mi cabeza pensó ¿Qué ha pasado? y la respuesta era que no ha pasado nada, solo ha pasado tiempo. Pensándolo bien, el tiempo modula voces, afina instrumentos, encaja piezas.

Hoy es más temprano que estos días atrás. Sueño bonito, sueño en colores. Sí, sé que sueño en colores porque en mi sueño alguien llevaba un abrigo rojo y si no soñara en colores no me habría llamado la atención este detalle. Toco la taza, el té se está enfriando porque hoy hace frío. La luz de la vela me acompaña y su olor también. Cuando esta vela se consuma iré a comprar una que vi el otro día, cuyo olor me teletransportó, literalmente, a otro lugar y a otro tiempo. Cerré los ojos mientras respiraba el aroma dulce de aquella vela de color amarillo claro, ¿o era blanco oscuro? ¿El color blanco puede ser oscuro? ¿Y el color negro puede ser claro? Mejor voy a calentar un poco de agua para terminarme el té, y empiezo mis rutinas, que hoy mi intención no era hablar de colores.

Feliz día.

Principios de diciembre de 2023 a las 6:33

Listas (sigue el reto)

He estado mirando por la ventana un rato antes de ponerme a escribir. Me he acordado de que se me han terminado las minas del portaminas, voy a tener que ponerlo en la lista. Otra más. Quiero decir otra lista. Porque claro, tengo la lista de la compra, la lista de tareas pendientes, y la lista de artículos para leer. Aunque si lo pienso mejor, vivo rodeada de listas. ¿A alguien más en la sala le pasa? La mayoría utilizamos listas de reproducción para la música, y yo, al menos, tengo varias. Claro, también tengo la lista de libros que quiero leer, porque los que tengo pendientes están apilados en la mesilla de noche, para estos no hace falta lista. La lista de deseos, que en mi caso contiene algún capricho material (o no) que me gustaría regalarme. La lista de sitios a los que ir, lugares para visitar, para explorar. Una lista de películas o series que me gustaría ver en algún momento de la vida. Me acabo de dar cuenta de que parece que esté haciendo una lista de listas, y esto ya me parece demasiado. Creo que voy a seguir mirando por la ventana un rato mientras me termino mi infusión, y me pongo con las tareas que tengo programadas para hoy. Feliz día.

Acabando Noviembre a las 7:01

Reto (sí, seguimos)

Está empezando a ser un hábito, pero no lo diré muy fuerte, por si acaso. Hoy hace frío, el día ha amanecido gris. Encender una vela por las mañanas ha sido una buena idea, me da paz y se crea un ambiente muy íntimo, muy de confesión, muy de ir adentro. Me gusta. Creo que hoy comeré pescado, tengo que acordarme de sacar las verduras para que se descongelen. Esto es lo que pasa cuando escribes sin pensar, que lo de ir «muy adentro» se queda en el congelador.

Mi súper poder preferido es el de viajar en el tiempo, o el cambio instantáneo de lugar. Pero hoy voy a elegir otro, así que si ahora me dieras a elegir un súper poder, te diría que me gustaría entrar en algunas mentes, no en todas y no siempre. Y es que a veces me pregunto si lo que uno siente en un momento determinado y lo que uno recuerda, es lo mismo para todos los que han compartido ese preciso momento. Seguro que no, o quizás si. Como no tengo súper poderes no lo podré saber. Aunque podría preguntarlo. Quién sabe, quizás un día lo haga y le diga a alguien «oye, aquel día que nos abrazamos, ¿sentiste que volvías a casa?» o quizás «ayer cuando nuestras miradas se cruzaron ¿pensaste que ya nos conocíamos de antes?» Esto último sería muy fuerte, porque tendría que preguntárselo a alguien a quien no conozco y que ni siquiera sé si volveré a ver.

Está amaneciendo. Hoy no veo estrellas porque se han escondido detrás de las nubes.

Un día de Noviembre 2023 a las 6:45.

Reto (2)

He encendido una vela antes de ponerme a escribir. Además esta mañana me he levantado más temprano, y es de noche todavía. Me sorprende cuánto brillan las estrellas antes de que amanezca. Qué bonito es el cielo siempre. Este silencio es inspirador. ¿Cuánto hace que no uso el despertador? Me he acostumbrado a despertarme sin el pitido del reloj, y no importa que cambie la hora, como hoy, consigo despertarme sola. Debe ser que estoy programada. Leí una vez que el cuerpo es capaz de regular el sueño, pero que sea capaz de despertarse a la hora que toca ya me parece un poco raro. Bueno, será una de mis rarezas.

No voy a desayunar porque hoy toca analítica de sangre. Miro la llama de la vela y pienso ¿de verdad que en la edad media, cuando oscurecía, lo hacían prácticamente todo a la luz de las velas? Lo cierto es que, a mi, la luz artificial recién levantada me molesta bastante, y viendo cómo quedó mi libreta el otro día, con los renglones torcidos, aún siendo ya de día, no quería arriesgarme. Además es una libreta muy bonita, con la tapa dura, con flores lilas y naranjas. Es la libreta elegida para mi reto. Ella no lo sabe, claro. Es que el reto consiste en eso, en escribir sin pensar. Y hoy las líneas están rectas, y queda mucho más bonito. Creo que por hoy ya es suficiente. Podría seguir escribiendo, pero si no me doy prisa, tendré que correr y sería una pena habiéndome despertado con tanto tiempo por delante.

Noviembre 2023

Reto (1)

6:15 de la mañana. Una parte del reto consiste en escribir apenas te levantas. Ni siquiera he encendido la luz, tengo los ojos medio cerrados así que no sé si escribo siguiendo las líneas ni si hago buena letra. Solo he ido al baño y he bebido agua. Se supone que debes dejarte ir y escribir lo primero que se te pasa por la cabeza. Pues me acabo de despertar y aunque debo dar gracias por un nuevo día, eso no es lo primero en lo que he pensado, seguro, aunque ahora no recuerdo qué ha sido. He soñado que estaba en un aparcamiento y alguien se acercaba a pedirme una dirección y luego un power point no tengo ni idea de para qué lo necesitaba. Un sueño extraño. Antes de dormir pensé en cosas del trabajo, en qué ropa iba a ponerme y así, poco a poco, me fui durmiendo.

Solo se escucha algún coche que pasa por la calle y la tapa de la alcantarilla que hace ruido cada vez que las ruedas pasan por encima. Y, como siempre, el ruido de mi nevera, que cualquier día me dirá «basta», después de veinte años. Jueves, hoy toca ensayo. El día pasará rápido, me cruzaré con el chico de la mochila y poco más. No sé qué haré hoy para comer. ¡Qué horror! no veo las líneas de la libreta y escribo como un gato. Creo que por hoy ya he cumplido, he escrito una página.

Noviembre 2023

Ha llegado

Ha llegado con otro olor, con otro sonido, vibrando diferente. Ha llegado despacio, sin hacer ruido, con suavidad. Ha llegado sin avisar y tiene frío. Necesita descansar y hacer un alto en el camino. Lo observa mientras sujeta la taza y bebe un caldo caliente. Mientras bebe con los ojos cerrados, aprovecha para estudiar su rostro, para volver a aprenderlo. Cada arruga de su cara es una marca de vida. Cada mancha en sus manos, es una señal de experiencia y de caricias perdidas. Cada dedo es una tecla y una cuerda de los instrumentos que ha tocado. Sus melodías siguen sonando en algún lugar de la memoria, despertando sus sentidos. Su mirada es limpia, brillante, verdadera, atrae, hipnotiza, corta la respiración. Le preguntaría de dónde viene, aunque sabe que en realidad ni viene ni va, en realidad es y está, nunca se movió de ahí.

Noviembre 2023

Sueño

Las uñas cortas, el pelo largo y un nudo en la garganta. El mismo nudo que aparece cada vez que se abre esa puerta, el nudo que no deja salir ni una lágrima, porque parece que no toca. Una sensación de libertad conocida mezclada con el abismo que se abre delante de ti. La gratitud por saber que te das lo que mereces, porque los sueños se sueñan, pero también se construyen, y sobre todo, se hacen realidad y se viven. Porque cuando las uñas vuelvan a crecer ya no serás la misma, habrás añadido una página nueva, una luz nueva, un horizonte nuevo, y seguirás soñando. Porque soñar es despertar. Es despertar en un sitio nuevo, que te llena, te hace vibrar, te hace crecer. Es comprenderte, escucharte y cuidarte. Despertar, aunque sea llorando, aunque sea con miedo, aunque sea de noche. Prepararte para dar mil pasos más, y llegar más lejos, y confiar, y atreverte a sentir. A sentirte. Abrir los ojos, llenarte por completo de luz, lluvia, viento, o lo que sea que ese sueño tenga preparado para ti. Y sobre todo, cerrar la maleta y salir por la puerta.

Septiembre 2023